DIY-RECETA: TARTA DE OBLEAS EN BLANCO Y NEGRO

Después de las magdalenas sin gluten y las galletas de Lacasitos de mi niña, y de la tarta de frutos del bosque y profiteroles de Raquel, hoy llega una nueva entrega de receta dulce perfecta para celebraciones en nuestra "sección cocinillas".

Diréis vosotros que hay que ver lo que estiramos en mi casa los cumpleaños, o por lo menos que hay que ver lo que los estiro yo aquí en el blog, y tenéis razón, pero... ¿qué puedo decir? Creo que sufro ese síndrome tan bloguero de "si hago algo bonito lo tengo que compartir". Así que... después de la mochila DIY con retales, llega la segunda parte del cumpleaños de mi sobrina Nora: la tarta de obleas en blanco y negro.


Elaboración & Fotos @ Deco López García

Igual que os decía el día de la tortilla de patata rellena, esta receta no es nueva, y es tan fácil de hacer que seguro que much@s de vosotr@s ya la habéis preparado mil veces pero ya sabéis lo que siempre os digo... quizá haya alguien que no la haya visto antes, o que no haya pensado adornarla así o, simplemente, alguien que al volver a verla se anime a probar, y a mí con eso ya me vale ;)

Como siempre, empezamos con los ingredientes:


- Obleas de barquillo
- 1 bote de crema de cacao
- Bolitas de chocolate con leche y chocolate blanco de dos tamaños
- 1 tableta de chocolate banco
- 1 lápiz comestible 

Y con todo listo, vamos con el paso a paso:


El primer paso es "fijar" la tarta al plato donde la vamos a servir para poder trabajar con ella. Para ello, con la ayuda de una lengua, comenzamos untando un poco de crema de cacao en el fondo del plato para que se pegue bien la primera oblea. La colocamos centrada y, de nuevo, añadimos crema de cacao, esta vez sobre la oblea, y de nuevo ayudándonos de la lengua, lo extendemos bien para que la capa sea fina. Es importante hacerlo así porque si ponemos demasiada crema de cacao la tarta quedará empalagosa, demasiado dulce para la mayoría de paladares.


A continuación, colocamos una nueva oblea y, de nuevo, extendemos crema sobre ella. Repetimos, y vamos colocando una oblea y una capa de crema de forma sucesiva hasta que la tarta tenga suficiente altura. En mi caso utilicé 15 obleas, pero podéis hacerla más alta o más baja, en función de para cuántas personas sea, de lo golosos que seáis en casa, del efecto que estéis buscando, de lo que le pegue más a la decoración...


Cuando tenemos todos los pisos preparados, con la ayuda de la lengua bañamos también todo el borde de la tarta. Si al hacerlo se nos mancha un poco el plato no importa porque el siguiente paso será decorar. Colocamos una fila de bolitas de chocolate de las pequeñas alternando blanco y negro alrededor de toda la tarta. Cuando tenemos ese borde listo, colocamos el resto de bolitas de chocolate blanco y negro en la parte superior, tanto las grandes, como las que nos hayan sobrado de las pequeñas después de adornar el borde, mezclándolas sin un orden predeterminado. Por último, cortamos una fila de la tableta de chocolate blanco y, con ayuda de un lápiz comestible, escribimos el nombre del homenajeado en la parte trasera, en este caso el nombre de la homenajeada, mi sobri Nora ;)


Cuando tengamos la decoración lista, la metemos a la nevera al menos un par de horas para que esté bien fría. Ya sabéis que siempre os digo que cada un@ a su gusto, y esta tarta también se puede tomar a temperatura ambiente, pero para mí como está rica de verdad es bien fresquita.

Así de fácil es preparar una tarta de obleas en blanco y negro, pero también podéis prepararla multicolor utilizando Lacasitos o fideos de chocolate de colores, o sólo negra con Conguitos,... utilizando esa base, el límite de la decoración lo pone vuestra imaginación ;)

¿Qué me decís? ¿Os animáis a preparar esta tarta fresquita para este último finde de julio?

¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!

JUICE BRUCE: UN EXPRIMIDOR "MUY PROFESIONAL"

¿Os acordáis que para la fiesta #DiarioDecoSummer del año pasado yo os proponía montar una terraza donde tomar gin-tonics al anochecer? Pues al encontrar el objeto de diseño del que os voy a hablar hoy no he podido evitar pensar en ese post...

Sí porque si la frase "cuando la vida te da limones, haz limonada" está chula, para mí su versión golfa "cuando la vida te da limones, hazte un gin-tonic", está todavía mejor... y si hay un elemento que es perfecto para ayudar a preparar esos gin-tonics que te arreglan un mal día, ese es Bruce Juicer, el exprimidor ;)


vía @ Yanko Design

Juice Bruce es un exprimidor manual de madera que convierte el proceso de exprimir un limón o una lima en un divertido juego. Porque... ¿os habéis fijado en su cara? Con esa expresión tan seria que parece decir "aquí estoy yo y soy un profesional"?

Pensado para esas veces en que simplemente necesitas un chorro de zumo sobre tu gin-tonic o tu ensalada - sí, aunque a mí se me haya encendido la vena alcohólica, también sirve para recetas sanas ;) - nuestro amigo Juice Bruce es perfecto para exprimir sin mancharnos las manos ni salpicar a todo lo que tengamos alrededor.






Diseñado por el Studio Yaacov Kaufman para Monkey Business - donde lo podemos comprar por sólo 16 € -, este exprimidor podría sumarse a otras que hemos visto aquí en el blog, como el elefante-escurridor Jumbo o la alacena Baan, en las que "las ideas narrativas" se convierten en parte de nuestra vida diaria, transformando objetos cotidianos en piezas divertidas, pero también bonitas y útiles.

¿Y vosotr@s? ¿Cómo resolvéis el chorrito de los gin-tonics y las ensaladas?
¿Simplemente apretáis, tiráis del típico tenedor o tenéis algún objeto de diseño de este tipo?

¡¡FELIZ MARTES!!

DIY: VAJILLA PERSONALIZADA

Siempre me han llamado la atención las vajillas y, más aún, las vajillas personalizadas. Por eso hace mucho, pero mucho tiempo que tenía ganas de hacer el DIY de hoy...

Se que habéis visto mil ejemplos por ahí y seguro que casi tod@s habéis probado ya a hacer algo parecido en platos o en una taza o un bol, pero tenía que hacerlo por mi misma así que aquí va mi propuesta de vajilla personalizada con un extra de sugerencias de personalización, ¿estáis list@s?


Los habituales ya sabéis que mis aventuras en busca de materiales para los DIY suelen ser más bien desventuras, así que no os va a extrañar nada si os digo que, por aquello del verano y los motivos marineros, mi idea inicial era pintar los platos en azul marino, pero cuando fui a comprar los rotuladores no quedaban en ese color así que, de entre los que había, opté por el verde. Visto el resultado - y aunque esté feo que yo lo diga - el supuesto problema fue una auténtica oportunidad ;)


 Como siempre, empezamos con los materiales para decorar los platos, que no pueden ser más sencillos:

- Platos blancos
- Rotuladores para pintar en porcelana 

Con ambas cosas listas, empezamos con el paso a paso:


Aunque mirando por ahí he visto que mucha gente utiliza diseños bastante elaborados, yo he decidido que para empezar lo mejor era apostar por un diseño sencillo. Para hacerlo, ayudándonos de la tapa de una cazuela dibujamos un círculo más o menos en el medio de la parte exterior del plato (fijaos en las imágenes 1 y 2). Cuando lo tenemos, dibujamos pequeñas uves a los lados de ese círculo (pasos 3 y 4), siempre con cuidado de que nos queden más o menos equidistantes.


Ya veis que es un diseño muy fácil de realizar y, para ser mi primera vez, yo creo que ha quedado bastante bien, ¿no? Ahora que tenemos el primer plato, vamos a por el segundo ;)


Para este segundo plato cambiamos de diseño para que, cuando los pongamos juntos, se cree una especie de juego entre ambos motivos. En este caso, situándonos de nuevo en la parte exterior del plato, remarcamos primero el círculo interior y después le vamos dibujando unos piquitos más o menos equidistantes, como una especie de dientes de sierra un poco tumbados (imágenes 1 y 2). Cuando lo tenemos, repetimos los mismos pasos en el borde exterior del plato.


Y así tenemos listo nuestro segundo plato, ahora es el momento de presentar nuestra vajilla personalizada. Para hacerlo he pensado en algo sencillo y fácil de preparar y, de paso - ya sabéis lo que me gusta aprovecharlo todo - he rescatado algunos materiales que tenía por ahí.



En concreto, los materiales para la presentación son éstos:

- Lazo de papel
- Washi tapes con dos motivos diferentes (preferiblemente combinados, entre sí y con el plato)
- Servilleta(s) de lino
- Cuerda

Y, de nuevo, vamos con el paso a paso:


En primer lugar, marcamos el espacio de cada comensal con washi tape. En mi caso, yo he utilizado dos, uno verde liso y otro blanco con lunares verdes, de los que me sobraron cuando preparé los detalles de la comunión de mi niño. Utilizando un mantel individual como muestra para tomar la medida, encintamos la mesa con el washi tape de color verde liso haciendo un rectángulo, y después repetimos con el de lunares por el interior, pero sólo en los lados izquierdo y derecho del rectángulo. Para que quede más gracioso, dejamos los picos del washi tape cruzándose unos con otros.

En segundo lugar, para los cubiertos, doblamos la servilleta en forma de pico, la enrollamos, y la atamos con una cuerda de la que nos sobró de las pantallas de lámpara y los tiestos coastal. Para darle un  toque de color hemos colocado además, un poco de lazo atando la cuerda, también en color verde, y también aprovechado de los detalles de comunión. Por último, metemos los cubiertos dentro de la servilleta ya atada. Y ahora sí, ya lo tenemos todo listo.

Cómo podéis ver, la idea de presentación no puede ser más sencilla, y resulta vistosa y divertida:  


Podemos optar por colocar los platos de nuestra vajilla personalizada un poco hacia la izquierda del recuadro y situar los cubiertos al lado derecho...


...o podemos colocar los platos en el centro y situar la servilleta y los cubiertos en el centro sobre nuestra vajilla personalizada.

Antes de terminar, un último consejo sobre la pintura. He empleado rotuladores específicos para pintar sobre porcelana y después de pintarlos he esperado 24 horas a que sequen antes de introducirlos en el horno a 170º durante 30 minutos, siguiendo las instrucciones de uso que incluían. De esta forma, no sólo la pintura se fijará mejor, sino que además, podremos lavar nuestros platos personalizados en el lavavajillas. Supongo que el proceso sea más o menos el mismo con cualquier rotulador de este tipo, sea de la marca que sea, pero como siempre os digo, leed bien las instrucciones y aplicad lo que ponga en cada caso, ¿ok?


¿Qué os ha parecido nuestro DIY? 
¿Os apuntáis a personalizar una vajilla para las cenitas del verano?

También vamos a visitar a Marcela y sus findes frugales, te vienes?
**Con este post participo en el "Finde Frugal 134 de Marcela Cavaglieri**

y también vamos a visitar a Olga en su blog "Inventando Baldosas Amarillas"


¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!

CABECEROS CON PERSONALIDAD

Hace tiempo que no escribía un post de inspiración como el de hoy y, la verdad, al prepararlo me he dado cuenta de cuánto echaba de menos andar rebuscando imágenes por Pinterest para maquinar nuevas ideas...

El tema no es nuevo, ya os he hablado de cabeceros antes, pero esta vez la propuesta es un poco menos DIY - aunque algo hay - y un poco más de rebuscar en viejas tiendas de muebles, rastros o, por qué no, en casa de nuestros padres y abuelos. Si lo hacemos a fondo seguro que encontramos cabeceros con personalidad como éstos ;)

Todas las imágenes @ Pinterest.com

Sí porque, aunque lo vintage siempre tiene un hueco en la decoración de quienes apuestan por el eclecticismo y saben cómo mezclar piezas de distintas épocas, hay algunas tendencias y materiales como el mimbre, por ejemplo, que se habían quedado fuera de esa fiebre vintage, cediendo su puesto a piezas de estilo más industrial. Sin embargo, en los últimos tiempos y muchas veces de la mano de propuestas decorativas de estilo escandinavo, han vuelto a hacer su aparición, aunque eso sí, sumándose a otras que siguen con nosotros, como las telas de estilo boho-chic, los cabeceros de metal - sea forja o no -, y cómo no, los creados con madera, bien sean tablones o restos de palés.

Si optamos por cabeceros de mimbre pintados en colores conseguiremos que las habitaciones tengan un aire diferente en función del color elegido. Pueden tener un punto romántico si elegimos tonos pastel o un turquesa como el de la foto; pueden ser elegantes si apostamos por colores sobrios como el el negro; y también pueden ser puro pop si nos arriesgamos con un color vivo, como el amarillo de la foto o algún flúor.  En este caso, el resto de la decoración influye, claro, pero la pauta la marca sin duda el cabecero.

Apostando por cabeceros de materiales naturales como el bambú el mimbre o el ratán éstos cumplen a la perfección con su función decorativa, pero no por ello le restan ni un ápice de protagonismo al resto de elementos que componen la habitación. Desde la ropa de cama hasta las alfombras, pasando por las mesillas o los cojines, todo suma alrededor de estas piezas naturales que encuentran el contrapunto perfecto añadiendo una planta verde a la decoración.

Cabeceros de tela hay - o puede haber - muchos. Cualquier tela puede convertirse en cabecero con sólo colgarla en la pared pero si hay un estilo donde este tipo de cabecero encuentra su aliado perfecto éste es, sin duda, el estilo boho-chic. Desde las clásicas telas en las que se dibujan mandalas con reminiscencias hindúes y que invitan a la relajación, hasta las telas con efecto tie-dye que sugieren un DIY detrás de su confección, pasando por las de motivos étnicos que evocan un trabajo artesano... todas me gustan y todas pueden convertirse en cabeceros con personalidad.

Ya os lo decía antes, las tendencias naturales se han sumado a otras que ya estaban con nosotr@s, como las telas que acabamos de mencionar o estos cabeceros de metal que han encontrado su sitio adaptándose a los nuevos tiempos gracias a una mano de pintura - como en la primera y en la tercera foto - o a la falta de ella si lo que buscamos es un efecto decapado - como en la segunda foto -. Sea como sea, pintado o decapado, los cabeceros metálicos siempre son una solución que aporta un punto a favor a las habitaciones donde se utilizan.

Para terminar, repasamos el puntito DIY del que os hablaba al inicio: los cabeceros de madera. Por supuesto los podemos encontrar hechos y comprarlos, pero reutilizando madera de palés, o comprando tablones y uniéndolos nosotros mismos, podemos hacer un cabecero de madera que admite casi cualquier tipo de estilo decorativo a su alrededor. El secreto, como en casi todos los ejemplos que os propongo hoy, está en la pintura que puede darle un aspecto súper fresco si optamos por un degradé de un color refrescante como el azul, un aire de madera de balsa recuperada si dejamos sin lijar las imperfecciones de la madera y utilizamos colores pasteles, o un aspecto romántico y delicado si teñimos la madera en un tono femenino, como el rosa.


¿Y vosotr@s? 
¿Tenéis un cabecero con personalidad en vuestra habitación o habéis optado por algo más neutro?
Contadme... ya sabéis que me encanta leeros, también en verano ;)

¡¡FELIZ MARTES!!

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DIY-RECETA: ESPAGUETIS DE CALABACÍN

Ya os decía el martes que por aquí arriba el calor no acaba de instalarse. El sol y el buen tiempo se están haciendo los interesantes en plan "ahora llego, ahora no llego", pero igual que me pasa con el escaparate y las cosas de la tienda, me pasa también en casa, que yo ya tengo el cuerpo en modo verano y me apetecen comidas un poco más ligeras, de ahí la propuesta de salado de nuestra "sección cocinillas" de hoy.

Enviada por Raquel directamente desde Stuttgart, este viernes en nuestro menú tenemos "Espaguetis de Calabacín", una receta sana, fácil y rápida de preparar, baja en hidratos de carbono - o, como dice ella, "low carb" - y, sobre todo, con un sabor sorprendente.


Elaboración & Fotos @ Raquel para Deco López García

Seguro que vosotr@s habéis estado más despiert@s que yo al leer lo de receta baja en hidratos de carbono, pero por si algun@ está igual de dormidill@ que servidora... aviso a navegantes: baja en hidratos no equivale a baja en calorías, aunque sí se han rebajado al máximo. Lo digo más que nada, porque seguro que al mirar para abajo y ver la nata alguien ha pensado aquello de "¿low? esto ni es low ni es ná..." pero sí que lo es, aunque no lo parezca, jaja ;)

Hechas las aclaraciones... como siempre empezamos con los ingredientes:



- Calabacines (uno por persona o medio en el caso de ser niños)
- 200 gr de jamón york
- 1 cebolla
- 300 ml de nata light
- Medio limón
- Sal
- Pimienta
- Aceite

¿Lo habéis visto, verdad? En la lista de los ingredientes faltan los espaguetis y en la foto, en su lugar se ha colado una herramienta que, más que un utensilio de cocina, parece un diábolo. He aquí el secreto de la "ligereza" de esta receta: los supuestos espaguetis son en realidad tiras de calabacín. Por eso, si volvéis al título del post, veréis que se llama "espaguetis DE calabacín" y no "espaguetis CON calabacín", y para conseguirlos esa "misteriosa" herramienta va a ser fundamental.

Os lo explico todo en el paso a paso:


El primer paso de esta receta es lavar y secar bien los calabacines. Una vez que los tenemos limpios, secos y con el rabo cortado, es el momento de cortarlos en tiras finas ayudándonos de un rallador-cortador. Seguramente much@s de vosotr@s tendréis en casa alguna herramienta que ralla y corta, sin embargo, el secreto de ésta que utiliza Raquel es que funciona como una especie de sacapuntas gigante consiguiendo tiras tan largas como, efectivamente, podrían ser unos espaguetis. El cortador en cuestión que se llama "Cortador Espiral Spirell" y es de la marca Gefu, corta tiras de distintos grosores pero, sobre todo, está especialmente diseñado para cortar tiras largas de vegetal.


En esta otra imagen podéis ver más de cerca cómo funciona y lo chulo que va quedando el calabacín en tiras finas, tanto que parecen auténticos espaguetis. La verdad es que, mientras lo escribo estoy pensando que esto parece un post patrocinado, pero no, es sólo que Raquel es muy muy fan de esta herramienta, tanto que para explicar la receta, le ha dedicado casi todas las fotos, jajaja ;)


Además de la ventaja de ser más ligeros, estos espaguetis vegetales son un gran truco para, como que no quiere la cosa, introducir alimentos sanos en nuestra dieta y, sobre todo, en la de los peques, casi sin que se enteren de lo que están comiendo. Por eso, si después de verlo os ha pasado como a mí y ahora os morís de ganas por tener uno igual, os diré que Raquel lo compró en Amazon - aquí lo veis -, pero estoy segura que se puede encontrar en ferreterías. Ya sabéis... ¡viva el comercio de proximidad! ;)


Ahora sí, con los espaguetis de calabacín rallados y listos, seguimos con la preparación. Cortamos la cebolla - en tiras o taquitos, como más nos guste- y la ponemos a pochar en la sartén con un poquito de aceite. Mientras, cortamos el jamón york - también en tiras o en tacos, al gusto - y lo añadimos a la sartén. Después vamos introduciendo el resto de ingredientes: la nata, el zumo de medio limón, y sal y pimienta al gusto. Lo cocinamos hasta que todos los ingredientes liguen bien y hayan unido sus sabores.


Cuando la salsa anterior esté lista, es el momento de poner los espaguetis de calabacín en una cazuela, verter la mezcla de todo lo anterior encima, revolver bien y tapar, para que se vaya cocinando todo junto. Dice nuestra chef particular que el tiempo de cocinado es de unos 20 minutos a fuego medio, aunque como siempre esto puede variar un poco en función del gusto de cada comensal y de si a éste le gusta la "pasta" al dente o más cocida ;)


¡Y ya está! Nuestros espaguetis de calabacín están listos. Como truco final, al servir podemos espolvorear el plato con un poco de queso parmesano - si es recién rallado, muchísimo mejor ;) - y ¡a disfrutar!

Aunque al fin y al cabo son verduras y aguantan bien el tupper y el recalentado, para disfrutar de esta receta al 100% nuestro consejo es que hagáis como los italianos con la pasta, es decir, comerla inmediatamente después de cocinarla, aunque... ya sabéis que aquí nos gusta mucho eso de "al gusto de cada uno" ;) 

Por último, un último consejo de parte de Raquel: si hay vegetarianos o veganos en la sala, podéis sustituir el jamón york por tofu ahumado y la nata por crema de soja. Así no habrá ningún problema, ni ninguna excusa, para no disfrutar de este rico plato :)

¿Qué me decís? ¿Os apuntáis a la comida baja en hidratos de carbono?

¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!


VERANO 2016: ESCAPARATE CHILL OUT

Sí, vais a decir que me repito y tenéis razón, porque hace un mes ya escribí un post dedicado al escaparate de verano aunque, si recordáis, luego confesaba que en realidad era el escaparate de Primavera-Verano que llegaba con un poco de retraso debido a que el tiempo - el meteorológico y el otro - no había acompañado mucho.

DIY: MOCHILA CON RETALES

Aunque vosotr@s lo veáis hoy, el DIY de hoy lleva ya un par de semanitas paseando por Laredo y comarca a la espalda de su dueña. Y es que, hace ya todo ese tiempo que mi sobri Nora cumplió tres añazos y su tía, aquí presente, pensó que con lo que a ella le gustan los bolsitos, este regalo la iba a encantar ;)

Nuestra protagonista de hoy, con permiso de mi sobri, es una mochila DIY hecha con retales para poder ir con ella a la playa, a la piscina o a pasear. UN DIY de costura muy, pero que muy fácil de hacer, ya veréis...

Fotos & Realización @ Deco López García

Antes de seguir... un mensaje para l@s que no seáis muy amig@s del coser: no os asustéis. Aunque veáis tropecientos mil pasos en las fotos, es sólo para explicarlo todo lo más al detalle posible, pero la mochila es fácil de hacer, ¡prometido!


Como siempre en nuestros DIY, empezamos por los materiales y herramientas:

- Un retal de tela de unos 60 cm de ancho x 40 cm de alto
- Otro retal de tela de 10 cm ancho x 6 cm de alto  (si la tela es con un motivo diferente, mejor)
- 3 m de cordón de algodón
- Cinta métrica
- Tijeras
- Alfileres
- Imperdible o pasa-cintas

Cuando lo tengamos todo listo y a mano, vamos con el paso a paso:


Lo primero de todo es estirar bien la primera tela sobre la mesa - el retal más grande - y marcar las medidas que vamos a utilizar. En mi caso son 40 cm de alto por 60 de ancho para que nos salgan bien las dos caras. Si la tela es estampada, como en mi caso, es importante que centremos bien los dibujos.


Una vez que ya  hemos marcado la tela - ya sabéis que yo uso el boli "mágico" que después se va planchando - le damos 2 cm más de ancho a todo el contorno para las costuras y, ahora sí, ya podemos cortar la tela. Tendremos entonces una sola pieza que doblaremos para que, de esa forma sólo haya que coser la parte inferior y uno de los lados. No obstante, también podéis hacerlo cortando dos piezas iguales y repitiendo en los dos lados los siguientes pasos que demos con el saco.


Esta mochila lleva unos cordones a los costados y para sujetarlos vamos a realizar dos trabillas, utilizando el retal de tela pequeño de los dos que teníamos. A cada trabilla le vamos a dar unos 8 cm de ancho por unos 5 cm de alto. Marcamos, cortamos y, del revés, las doblamos por la mitad y las sujetamos con alfileres para después coserlas.


A continuación, volvemos a la tela del saco y, o bien remallamos, o si como  yo no tenéis máquina de remallar, haremos dos dobleces para hacer un orillo en el lateral que queda abierto (si habéis optado por dos trozos de tela, tendréis que hacerlo en ambos laterales), de esta forma, nos quedará bien rematado por el interior. Lo sujetamos con alfileres y lo planchamos para que sea más fácil de coser a la hora de pasarlo a la máquina.


Ahora que ya tenemos las diferentes piezas listas, nos sentamos a la máquina y empezamos cosiendo las trabillas por el revés y, cuando están listas, les damos la vuelta. A continuación, las doblamos por la mitad y, así dobladas, las colocamos una a cada lado, en la parte inferior del saco de tal forma que en el lado abierto, de paso que pasamos a máquina el lateral de la mochila, también sujetamos las trabillas a la otra tela. Si tenéis dos trozos de tela, haced este paso en los dos lados. Si como en mi caso, habéis doblado uno de los laterales, en esa parte tendréis que hacer un pequeño corte a la altura donde queráis colocar la trabilla, meterla como en el otro lado, y coser. Cuando cosáis el lateral no lo haremos hasta arriba, sino que dejaremos unos 7 cm sin coser en la parte superior.


Cuando ya tenemos rematada y cosida nuestra mochila por la parte inferior y el lateral (o los dos laterales), sólo nos falta hacer una jareta en cada una de las caras de la parte superior para pasar las cuerdas. Recordad que habíamos dejado unos 7 cm de alto sin coser por el costado. Si habéis optado por dos telas, ya lo tenéis, si habéis hecho un doblez como yo, ahora tendréis que hacer un corte de 7 cm en el costado doblado. Cuando ya lo tenemos, doblamos la tela hacia abajo, metiendo un poco hacia adentro - como veis en la foto - para que quede bonito, y lo cosemos con la máquina.


Ahora llega el momento de colocar los cordones. En primer lugar cortaremos el cordón en dos mitades de 1,5 m. A continuación, cogemos un primer cordón con un imperdible o un pasa-cintas - por ejemplo el de la derecha - lo metemos por la jareta de atrás, lo sacamos, lo metemos por la jareta de delante lo sacamos, lo pasamos por la trabilla y atamos los dos cordones con un nudo. En la imagen se puede ver el recorrido que tenemos que seguir con cada cordón. Repetimos con el otro cordón. Para hacerlo, lo más fácil es utilizar un pasa-cintas, pero, si como yo no tenéis ninguno a mano, podéis utilizar un imperdible, que ya veis que también funciona ;)


Para terminar, sólo tenemos que tirar de los cordones y... ¡ya está! Así de bonita ha quedado la mochila, y así de guapa estaba Nora preparada para salir a pasear :)

Ya os lo advertía al principio... tanta foto y tanta letra asusta un poco, pero os puedo asegurar que éste es uno de esos DIY en los que tardas más en escribir el post explicando el paso a paso que lo que tardas en hacerlos, la mochila se prepara en un tris, ¡palabra!

¿Qué os parece nuestro regalo de cumple DIY?
¿Sois como yo de l@s que aprovechan los retales? 

Y nos vamos con ella a ver a Marcela y a nuestras amigas, te vienes?
**Con este post participo en el "Finde Frugal 132" de Marcela Cavaglieri**


¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!

HOMETOUR: UN HOGAR-ESTUDIO MUY FAMILIAR

Supongo que, a estas alturas, no es ningún secreto que mi ideal de casa no es precisamente el estilo nórdico o escandinavo puro y duro. Eso no significa que no me guste, de hecho le he dedicado algún que otro post porque además de muy cuidados estéticamente, este tipo de apartamentos suelen tener soluciones espaciales realmente buenas. 

Es sólo que como yo lo veo, las casas habitadas, las de verdad, no se parecen tanto a esas imágenes de casas en blanco y negro a las que nos han acostumbrado los trabajos de homestaging de las inmobiliarias suecas, como a esas otras donde reina el color y las distintas piezas decorativas son un reflejo de la vida y la evolución de sus dueños. Son casas de verdad, casas donde la gente vive y trabaja, casas como la protagonista de nuestro hometour de hoy, un hogar familiar y al mismo tiempo un estudio, donde todos los espacios se adaptan para la convivencia de ambos usos.


No sé si es por el color, si es por la creatividad y la vida que desprende o por qué, pero para hablaros de esta casa - en la que vive Nina, la diseñadora detrás de Ninainvorm, y su familia - siento la necesidad de romper con el modo habitual de hacer las cosas y por eso no voy a empezar ni por la cocina, ni por el salón, hoy voy a empezar por la habitación infantil que es, sin duda, mi estancia favorita.


No sé si es el papel pintado de la pared del fondo, tan delicado con su color rosa, o si es su contraste con la cuna en ese amarillo rabioso, o la alegría de los banderines verbeneros que cuelgan por toda la habitación, o quizá el toque clásico de la cómoda-cambiador con encimera de mármol... o quizá, seguramente, sea la mezcla de todo. El papel pintado, el zócalo de pizarra, los muebles de madera - pintados o no -, los dibujos pegados a la pared con washi tape... un auténtico popurrí en el que, misteriosamente, todo encaja.


La vida que desprende la habitación infantil, continúa en la cocina-comedor. Un espacio abierto en el que un papel pintado con un alegre estampado de flores y frutas multicolores sirve de enlace entre ambas zonas.  En la cocina, con unos muebles sencillos en blanco y encimera negra, todo el protagonismo se lo llevan la nevera Smeg en verde mint y las piezas cerámicas que encontramos sobre la encimera o la nevera, y también almacenadas en estantes y vitrinas.


Nina, la propietaria, es diseñadora de cerámica, pósters, prints y postales, y su cocina-comedor, se convierte en el expositor perfecto para mostrar su trabajo no sólo en su casa, sino también en su tienda online de Etsy. Si después de este hometour le echáis un vistazo a las piezas que allí exhibe y os fijáis un poco, os van a sonar muchas cosas ;)


En la zona del comedor, el foco se centra en la gran mesa blanca donde, como suele ocurrir, transcurre gran parte de la vida de esta familia. Por eso, a su alrededor, encontramos sillas de todos los estilos y colores, desde modelos Windsor en madera y negro, hasta sillas también de madera, pero de diseño más moderno en tonos pastel, pasando por viejas sillas de colegio en madera y metal, o una trona de plástico en rojo pasión. Alrededor de esta mesa, todos los habitantes de la casa tienen reservado un hueco. La luz, que entra a raudales por el ventanal frente al que se sitúa la mesa, se refleja en un viejo espejo de estilo clásico que se ha situado sobre una pared pintada en negro. Un aparador de estilo años 50 y una silla Acapulco en rojo pasión, igual que la trona, contrastan y completan el conjunto.


Como os decía al empezar, en esta casa conviven un hogar familiar y un estudio, en el que Nina no sólo crea sus piezas, sino que también las almacena. Situada en la zona abuhardillada de la casa, en la zona de trabajo se sigue la misma línea colorista y cuidadosa con los detalles que en el resto de la casa.


Una mesa blanca, muy funcional, situada en el centro de la estancia, sillas de colegio para trabajar, y mucho color rosa en las paredes, en los estantes - que se confunden con el fondo haciendo que las piezas cerámicas de Nina parezcan flotar - y, mezclado con lilas y verdes, en las flores del papel pintado utilizado en la columna que divide en dos la zona de almacenamiento y en la que, además, se ha colgado un antiguo espejo dorado que parece funcionar a modo de retrovisor para vigilar a las niñas mientras Nina trabaja ;)

¿Qué os ha parecido nuestra casa protagonista de hoy?
¿Os pasa como a mí, que os gustan estas casas abarrotadas de vida y color?
¿O preferís la pureza de líneas del blanco y negro nórdico?

¡¡FELIZ MARTES!!