DIY-RECETA: ESPAGUETIS DE CALABACÍN

Ya os decía el martes que por aquí arriba el calor no acaba de instalarse. El sol y el buen tiempo se están haciendo los interesantes en plan "ahora llego, ahora no llego", pero igual que me pasa con el escaparate y las cosas de la tienda, me pasa también en casa, que yo ya tengo el cuerpo en modo verano y me apetecen comidas un poco más ligeras, de ahí la propuesta de salado de nuestra "sección cocinillas" de hoy.

Enviada por Raquel directamente desde Stuttgart, este viernes en nuestro menú tenemos "Espaguetis de Calabacín", una receta sana, fácil y rápida de preparar, baja en hidratos de carbono - o, como dice ella, "low carb" - y, sobre todo, con un sabor sorprendente.


Elaboración & Fotos @ Raquel para Deco López García

Seguro que vosotr@s habéis estado más despiert@s que yo al leer lo de receta baja en hidratos de carbono, pero por si algun@ está igual de dormidill@ que servidora... aviso a navegantes: baja en hidratos no equivale a baja en calorías, aunque sí se han rebajado al máximo. Lo digo más que nada, porque seguro que al mirar para abajo y ver la nata alguien ha pensado aquello de "¿low? esto ni es low ni es ná..." pero sí que lo es, aunque no lo parezca, jaja ;)

Hechas las aclaraciones... como siempre empezamos con los ingredientes:



- Calabacines (uno por persona o medio en el caso de ser niños)
- 200 gr de jamón york
- 1 cebolla
- 300 ml de nata light
- Medio limón
- Sal
- Pimienta
- Aceite

¿Lo habéis visto, verdad? En la lista de los ingredientes faltan los espaguetis y en la foto, en su lugar se ha colado una herramienta que, más que un utensilio de cocina, parece un diábolo. He aquí el secreto de la "ligereza" de esta receta: los supuestos espaguetis son en realidad tiras de calabacín. Por eso, si volvéis al título del post, veréis que se llama "espaguetis DE calabacín" y no "espaguetis CON calabacín", y para conseguirlos esa "misteriosa" herramienta va a ser fundamental.

Os lo explico todo en el paso a paso:


El primer paso de esta receta es lavar y secar bien los calabacines. Una vez que los tenemos limpios, secos y con el rabo cortado, es el momento de cortarlos en tiras finas ayudándonos de un rallador-cortador. Seguramente much@s de vosotr@s tendréis en casa alguna herramienta que ralla y corta, sin embargo, el secreto de ésta que utiliza Raquel es que funciona como una especie de sacapuntas gigante consiguiendo tiras tan largas como, efectivamente, podrían ser unos espaguetis. El cortador en cuestión que se llama "Cortador Espiral Spirell" y es de la marca Gefu, corta tiras de distintos grosores pero, sobre todo, está especialmente diseñado para cortar tiras largas de vegetal.


En esta otra imagen podéis ver más de cerca cómo funciona y lo chulo que va quedando el calabacín en tiras finas, tanto que parecen auténticos espaguetis. La verdad es que, mientras lo escribo estoy pensando que esto parece un post patrocinado, pero no, es sólo que Raquel es muy muy fan de esta herramienta, tanto que para explicar la receta, le ha dedicado casi todas las fotos, jajaja ;)


Además de la ventaja de ser más ligeros, estos espaguetis vegetales son un gran truco para, como que no quiere la cosa, introducir alimentos sanos en nuestra dieta y, sobre todo, en la de los peques, casi sin que se enteren de lo que están comiendo. Por eso, si después de verlo os ha pasado como a mí y ahora os morís de ganas por tener uno igual, os diré que Raquel lo compró en Amazon - aquí lo veis -, pero estoy segura que se puede encontrar en ferreterías. Ya sabéis... ¡viva el comercio de proximidad! ;)


Ahora sí, con los espaguetis de calabacín rallados y listos, seguimos con la preparación. Cortamos la cebolla - en tiras o taquitos, como más nos guste- y la ponemos a pochar en la sartén con un poquito de aceite. Mientras, cortamos el jamón york - también en tiras o en tacos, al gusto - y lo añadimos a la sartén. Después vamos introduciendo el resto de ingredientes: la nata, el zumo de medio limón, y sal y pimienta al gusto. Lo cocinamos hasta que todos los ingredientes liguen bien y hayan unido sus sabores.


Cuando la salsa anterior esté lista, es el momento de poner los espaguetis de calabacín en una cazuela, verter la mezcla de todo lo anterior encima, revolver bien y tapar, para que se vaya cocinando todo junto. Dice nuestra chef particular que el tiempo de cocinado es de unos 20 minutos a fuego medio, aunque como siempre esto puede variar un poco en función del gusto de cada comensal y de si a éste le gusta la "pasta" al dente o más cocida ;)


¡Y ya está! Nuestros espaguetis de calabacín están listos. Como truco final, al servir podemos espolvorear el plato con un poco de queso parmesano - si es recién rallado, muchísimo mejor ;) - y ¡a disfrutar!

Aunque al fin y al cabo son verduras y aguantan bien el tupper y el recalentado, para disfrutar de esta receta al 100% nuestro consejo es que hagáis como los italianos con la pasta, es decir, comerla inmediatamente después de cocinarla, aunque... ya sabéis que aquí nos gusta mucho eso de "al gusto de cada uno" ;) 

Por último, un último consejo de parte de Raquel: si hay vegetarianos o veganos en la sala, podéis sustituir el jamón york por tofu ahumado y la nata por crema de soja. Así no habrá ningún problema, ni ninguna excusa, para no disfrutar de este rico plato :)

¿Qué me decís? ¿Os apuntáis a la comida baja en hidratos de carbono?

¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!


VERANO 2016: ESCAPARATE CHILL OUT

Sí, vais a decir que me repito y tenéis razón, porque hace un mes ya escribí un post dedicado al escaparate de verano aunque, si recordáis, luego confesaba que en realidad era el escaparate de Primavera-Verano que llegaba con un poco de retraso debido a que el tiempo - el meteorológico y el otro - no había acompañado mucho.

DIY: MOCHILA CON RETALES

Aunque vosotr@s lo veáis hoy, el DIY de hoy lleva ya un par de semanitas paseando por Laredo y comarca a la espalda de su dueña. Y es que, hace ya todo ese tiempo que mi sobri Nora cumplió tres añazos y su tía, aquí presente, pensó que con lo que a ella le gustan los bolsitos, este regalo la iba a encantar ;)

Nuestra protagonista de hoy, con permiso de mi sobri, es una mochila DIY hecha con retales para poder ir con ella a la playa, a la piscina o a pasear. UN DIY de costura muy, pero que muy fácil de hacer, ya veréis...

Fotos & Realización @ Deco López García

Antes de seguir... un mensaje para l@s que no seáis muy amig@s del coser: no os asustéis. Aunque veáis tropecientos mil pasos en las fotos, es sólo para explicarlo todo lo más al detalle posible, pero la mochila es fácil de hacer, ¡prometido!


Como siempre en nuestros DIY, empezamos por los materiales y herramientas:

- Un retal de tela de unos 60 cm de ancho x 40 cm de alto
- Otro retal de tela de 10 cm ancho x 6 cm de alto  (si la tela es con un motivo diferente, mejor)
- 3 m de cordón de algodón
- Cinta métrica
- Tijeras
- Alfileres
- Imperdible o pasa-cintas

Cuando lo tengamos todo listo y a mano, vamos con el paso a paso:


Lo primero de todo es estirar bien la primera tela sobre la mesa - el retal más grande - y marcar las medidas que vamos a utilizar. En mi caso son 40 cm de alto por 60 de ancho para que nos salgan bien las dos caras. Si la tela es estampada, como en mi caso, es importante que centremos bien los dibujos.


Una vez que ya  hemos marcado la tela - ya sabéis que yo uso el boli "mágico" que después se va planchando - le damos 2 cm más de ancho a todo el contorno para las costuras y, ahora sí, ya podemos cortar la tela. Tendremos entonces una sola pieza que doblaremos para que, de esa forma sólo haya que coser la parte inferior y uno de los lados. No obstante, también podéis hacerlo cortando dos piezas iguales y repitiendo en los dos lados los siguientes pasos que demos con el saco.


Esta mochila lleva unos cordones a los costados y para sujetarlos vamos a realizar dos trabillas, utilizando el retal de tela pequeño de los dos que teníamos. A cada trabilla le vamos a dar unos 8 cm de ancho por unos 5 cm de alto. Marcamos, cortamos y, del revés, las doblamos por la mitad y las sujetamos con alfileres para después coserlas.


A continuación, volvemos a la tela del saco y, o bien remallamos, o si como  yo no tenéis máquina de remallar, haremos dos dobleces para hacer un orillo en el lateral que queda abierto (si habéis optado por dos trozos de tela, tendréis que hacerlo en ambos laterales), de esta forma, nos quedará bien rematado por el interior. Lo sujetamos con alfileres y lo planchamos para que sea más fácil de coser a la hora de pasarlo a la máquina.


Ahora que ya tenemos las diferentes piezas listas, nos sentamos a la máquina y empezamos cosiendo las trabillas por el revés y, cuando están listas, les damos la vuelta. A continuación, las doblamos por la mitad y, así dobladas, las colocamos una a cada lado, en la parte inferior del saco de tal forma que en el lado abierto, de paso que pasamos a máquina el lateral de la mochila, también sujetamos las trabillas a la otra tela. Si tenéis dos trozos de tela, haced este paso en los dos lados. Si como en mi caso, habéis doblado uno de los laterales, en esa parte tendréis que hacer un pequeño corte a la altura donde queráis colocar la trabilla, meterla como en el otro lado, y coser. Cuando cosáis el lateral no lo haremos hasta arriba, sino que dejaremos unos 7 cm sin coser en la parte superior.


Cuando ya tenemos rematada y cosida nuestra mochila por la parte inferior y el lateral (o los dos laterales), sólo nos falta hacer una jareta en cada una de las caras de la parte superior para pasar las cuerdas. Recordad que habíamos dejado unos 7 cm de alto sin coser por el costado. Si habéis optado por dos telas, ya lo tenéis, si habéis hecho un doblez como yo, ahora tendréis que hacer un corte de 7 cm en el costado doblado. Cuando ya lo tenemos, doblamos la tela hacia abajo, metiendo un poco hacia adentro - como veis en la foto - para que quede bonito, y lo cosemos con la máquina.


Ahora llega el momento de colocar los cordones. En primer lugar cortaremos el cordón en dos mitades de 1,5 m. A continuación, cogemos un primer cordón con un imperdible o un pasa-cintas - por ejemplo el de la derecha - lo metemos por la jareta de atrás, lo sacamos, lo metemos por la jareta de delante lo sacamos, lo pasamos por la trabilla y atamos los dos cordones con un nudo. En la imagen se puede ver el recorrido que tenemos que seguir con cada cordón. Repetimos con el otro cordón. Para hacerlo, lo más fácil es utilizar un pasa-cintas, pero, si como yo no tenéis ninguno a mano, podéis utilizar un imperdible, que ya veis que también funciona ;)


Para terminar, sólo tenemos que tirar de los cordones y... ¡ya está! Así de bonita ha quedado la mochila, y así de guapa estaba Nora preparada para salir a pasear :)

Ya os lo advertía al principio... tanta foto y tanta letra asusta un poco, pero os puedo asegurar que éste es uno de esos DIY en los que tardas más en escribir el post explicando el paso a paso que lo que tardas en hacerlos, la mochila se prepara en un tris, ¡palabra!

¿Qué os parece nuestro regalo de cumple DIY?
¿Sois como yo de l@s que aprovechan los retales? 

Y nos vamos con ella a ver a Marcela y a nuestras amigas, te vienes?
**Con este post participo en el "Finde Frugal 132" de Marcela Cavaglieri**


¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!

HOMETOUR: UN HOGAR-ESTUDIO MUY FAMILIAR

Supongo que, a estas alturas, no es ningún secreto que mi ideal de casa no es precisamente el estilo nórdico o escandinavo puro y duro. Eso no significa que no me guste, de hecho le he dedicado algún que otro post porque además de muy cuidados estéticamente, este tipo de apartamentos suelen tener soluciones espaciales realmente buenas. 

Es sólo que como yo lo veo, las casas habitadas, las de verdad, no se parecen tanto a esas imágenes de casas en blanco y negro a las que nos han acostumbrado los trabajos de homestaging de las inmobiliarias suecas, como a esas otras donde reina el color y las distintas piezas decorativas son un reflejo de la vida y la evolución de sus dueños. Son casas de verdad, casas donde la gente vive y trabaja, casas como la protagonista de nuestro hometour de hoy, un hogar familiar y al mismo tiempo un estudio, donde todos los espacios se adaptan para la convivencia de ambos usos.


No sé si es por el color, si es por la creatividad y la vida que desprende o por qué, pero para hablaros de esta casa - en la que vive Nina, la diseñadora detrás de Ninainvorm, y su familia - siento la necesidad de romper con el modo habitual de hacer las cosas y por eso no voy a empezar ni por la cocina, ni por el salón, hoy voy a empezar por la habitación infantil que es, sin duda, mi estancia favorita.


No sé si es el papel pintado de la pared del fondo, tan delicado con su color rosa, o si es su contraste con la cuna en ese amarillo rabioso, o la alegría de los banderines verbeneros que cuelgan por toda la habitación, o quizá el toque clásico de la cómoda-cambiador con encimera de mármol... o quizá, seguramente, sea la mezcla de todo. El papel pintado, el zócalo de pizarra, los muebles de madera - pintados o no -, los dibujos pegados a la pared con washi tape... un auténtico popurrí en el que, misteriosamente, todo encaja.


La vida que desprende la habitación infantil, continúa en la cocina-comedor. Un espacio abierto en el que un papel pintado con un alegre estampado de flores y frutas multicolores sirve de enlace entre ambas zonas.  En la cocina, con unos muebles sencillos en blanco y encimera negra, todo el protagonismo se lo llevan la nevera Smeg en verde mint y las piezas cerámicas que encontramos sobre la encimera o la nevera, y también almacenadas en estantes y vitrinas.


Nina, la propietaria, es diseñadora de cerámica, pósters, prints y postales, y su cocina-comedor, se convierte en el expositor perfecto para mostrar su trabajo no sólo en su casa, sino también en su tienda online de Etsy. Si después de este hometour le echáis un vistazo a las piezas que allí exhibe y os fijáis un poco, os van a sonar muchas cosas ;)


En la zona del comedor, el foco se centra en la gran mesa blanca donde, como suele ocurrir, transcurre gran parte de la vida de esta familia. Por eso, a su alrededor, encontramos sillas de todos los estilos y colores, desde modelos Windsor en madera y negro, hasta sillas también de madera, pero de diseño más moderno en tonos pastel, pasando por viejas sillas de colegio en madera y metal, o una trona de plástico en rojo pasión. Alrededor de esta mesa, todos los habitantes de la casa tienen reservado un hueco. La luz, que entra a raudales por el ventanal frente al que se sitúa la mesa, se refleja en un viejo espejo de estilo clásico que se ha situado sobre una pared pintada en negro. Un aparador de estilo años 50 y una silla Acapulco en rojo pasión, igual que la trona, contrastan y completan el conjunto.


Como os decía al empezar, en esta casa conviven un hogar familiar y un estudio, en el que Nina no sólo crea sus piezas, sino que también las almacena. Situada en la zona abuhardillada de la casa, en la zona de trabajo se sigue la misma línea colorista y cuidadosa con los detalles que en el resto de la casa.


Una mesa blanca, muy funcional, situada en el centro de la estancia, sillas de colegio para trabajar, y mucho color rosa en las paredes, en los estantes - que se confunden con el fondo haciendo que las piezas cerámicas de Nina parezcan flotar - y, mezclado con lilas y verdes, en las flores del papel pintado utilizado en la columna que divide en dos la zona de almacenamiento y en la que, además, se ha colgado un antiguo espejo dorado que parece funcionar a modo de retrovisor para vigilar a las niñas mientras Nina trabaja ;)

¿Qué os ha parecido nuestra casa protagonista de hoy?
¿Os pasa como a mí, que os gustan estas casas abarrotadas de vida y color?
¿O preferís la pureza de líneas del blanco y negro nórdico?

¡¡FELIZ MARTES!!

DIY-RECETA: TARTA DE FRUTOS DEL BOSQUE

Aunque para la mayoría de la gente verano es sinónimo de más tiempo libre, seguro que a más de un@ le pasa lo que a mí... que es justo al revés. Bien porque, como es mi caso, vive en un lugar de veraneo y el trabajo se multiplica en julio y agosto, bien porque los niños no tienen cole y hay que dedicarles el tiempo a ellos... espera... ¡ese también es mi caso! Jajaja, ¿me pilláis, verdad? Para mí decir verano es lo mismo que decir "¡no tengo tiempo!".

Por eso, cuando Raquel me propuso esta receta me pareció perfecta para compartirla ahora en verano, no sólo porque es una tarta fría, sino porque, además, es lo que podríamos llamar una tarta rápida. Directamente desde Stuttgart... tarta de frutos del bosque ;)


Elaboración & Fotos @ Raquel para Deco López García


Sí, nuestra "sección cocinillas" vuelve hoy a Alemania, al dulce y a los cumpleaños porque ésta que veis arriba es la tarta que le preparó Raquel a una de sus amigas por su cumpleaños. No está mal la sorpresa, ¿verdad? Pues igual de sorprendente es lo fácil que se prepara ;)

A decir verdad, la parte DIY de la receta de hoy es bien poca porque, como os decía al inicio, esta tarta está pensada para conseguir el mayor resultado en el menor tiempo. El truco está en que la mayoría de los ingredientes son, en realidad, elaboraciones ya preparadas, pero bueno... la tarta no se hace sola, algo hay que cocinar, así que nos lo apuntamos como DIY igual, igual ;)

Como siempre, empezamos con los ingredientes:


Para la base:

- Una base de bizcocho, que podemos comprar ya hecha, como es nuestra receta, o podemos hacer nosotr@s mism@s (os doy pistas más abajo)
- 40 buñuelos rellenos de nata que, como en nuestro caso, puedes encontrar en la sección de congelados, o podéis hacer vosotr@s

Para la crema:

- 400 gr de nata
- 400 gr de queso quark o queso fresco
- 100 gr de azúcar

Para la decoración:

- 600 gr de frutos del bosque que pueden ser congelados, como los que utilizamos aquí, o pueden ser frescos
- 2 paquetes de gelatina de fresa
- Almendras fileteadas, que también podéis comprar hechas o filetear vosotr@s mism@s

Y ahora sí, con todos nuestros ingredientes listos - sean comprados o DIY - empezamos con el paso a paso:


Lo primero de todo es pensar dónde vamos a presentar nuestra tarta, porque para evitar moverla una vez que esté terminada, la vamos a montar directamente en el mismo recipiente que la vayamos a servir. En nuestro caso, como era para llevar, hemos utilizado una bandeja de cartón de base, que hemos adornado con una blonda. Sobre esa base, ponemos el bizcocho y lo rodeamos con un aro para tartas.


Siguiente paso: la crema. En un recipiente para la batidora vertemos el queso quark y el azúcar y lo batimos muy bien. A continuación, y también con la ayuda de la batidora, montamos la nata en otro recipiente.


Para terminar, mezclamos ambas cremas, realizando movimientos envolventes para que no se baje la nata. Para conseguirlo, lo mejor es que nos ayudemos de una lengua, que nos ayudará a mantener la nata montada en su punto.


Volvemos al bizcocho y extendemos una primera capa de crema sobre la base para, a continuación, empezar a colocar nuestros buñuelos congelados por encima. Aunque al leer los ingredientes 40 buñuelos parezcan muchos, vais a ver que os van a hacer falta todos ;)


Seguimos colocando buñuelos hasta cubrir toda la superficie de la tarta. Esto es importante, hay que cubrir toda la superficie porque si no lo hacemos, cuando quitemos el aro nuestra tarta no tendría consistencia.


A continuación, con la ayuda de una espátula procedemos a bañar todos los buñuelos con el resto de la crema hasta que queden completamente cubiertos, y cuidándonos de rellenar todos los huecos que han quedado entre buñuelo y buñuelo. Cuando lo tenemos, dejamos reposar la tarta en la nevera durante, al menos, dos horas (aquí es cuando yo me iría a trabajar y seguiría a la vuelta ;)


Después de esas dos horas, sacamos la tarta de la nevera y colocamos los frutos del bosque congelados sobre la crema. Por supuesto también pueden ser frescos, pero los congelados son perfectos para este tipo de preparación y no se os pondrán malos si por lo que sea no os da tiempo a prepararla el día que habías pensado. Además... los vais a encontrar bien cerquita de los buñuelos ;)


Nuestra tarta fría ya está casi lista. Sólo nos queda preparar la gelatina de fresa - siguiendo las instrucciones de la caja - y verterla sobre los frutos del bosque, cubriendo toda la superficie de la tarta. Cuando lo tengamos listo, volvemos a meter la tarta a la nevera y la dejamos reposar hasta el momento de servir. En ese momento, y no antes, quitamos el aro y adornamos con las almendras fileteadas.


¡Ahora sí! Nuestra tarta fría de frutos del bosque está lista para servir, y al cortar cada porción veremos el efecto sorpresa de las distintas capas con el bizcocho, los buñuelos y los frutos con gelatina. ¿No os parece que tiene una pintaza? En la fiesta de cumpleaños triunfó por todo lo alto y no sobró ni una miguita... por aquí esperaremos a que su autora venga de vacaciones en agosto y nos la prepare. Pero antes... unos consejitos ;) 

Dice Raquel que a ella le gusta preparar la tarta de víspera, porque así los ingredientes reposan más y el sabor es aún mejor. Como os decía arriba, a mí me parece una opción perfecta para cuando no tienes mucho tiempo, porque con los ingredientes precocinados sólo tienes que preparar la crema y la gelatina y colocar y, como además en medio necesita nevera, puedes ir haciéndolo en pequeños ratos de tiempo que, todos sumados, no llevarán más de 35 o 40 minutos

No obstante, si hay algún/a valiente en la sala que quiera atreverse con todo, para el bizcocho de la base podéis probar con las recetas de Sara de "Tu Cajón Vintage" o Maribel de "Una Pizca de Hogar", y para los buñuelos, yo probaría con la de RecetaBuñuelos.com. Después, sólo tenéis que seguir el resto de pasos con la receta de Raquel... ¡ya me contaréis!

¿Qué os parece? ¿Os gustan este tipo de recetas rápidas?
¿Soléis utilizar ingredientes preparados?

¡¡FELIZ FIN DE SEMANA!!